Argentina y Brasil negocian los precios del gas boliviano en un contexto favorable

@alvarorios – La producción de gas en Argentina y Brasil crece y Bolivia deberá bajar precios. Reservas de gas natural de Bolivia que menguan, un aumento de la oferta mundial y condiciones de venta más flexibles en el mercado internacional conspiran contra el mayor exportador de gas de Sudamérica, que tiene que negociar contratos con Brasil y Argentina, sus dos principales clientes.

Lo que está en juego en estas conversaciones es una de las principales fuentes de ingresos de exportación para Bolivia y su capacidad para mantenerse como el mayor proveedor de gas de la región.

Brasil y Argentina entran a las conversaciones con fuertes ventajas: ambos están tomando medidas para desarrollar suministros locales que eventualmente podrían convertirlos en competidores.

El desarrollo de un mercado mundial de gas natural licuado (GNL) con precios cada vez más vinculados a los centros de distribución y un aumento de las ventas al contado de Estados Unidos están pesando sobre en las conversaciones, según analistas y funcionarios bolivianos.

“(…) la época dorada de altos precios y no competencia se ha acabado”, dijo Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos de Bolivia y hoy socio de la consultora Gas Energy Latin America. “Creo que va a haber una dura negociación de precios y condiciones”.

Bolivia debería seguir siendo un importante proveedor de gas para ambos países, pero Ríos cree que las nuevos negociaciones terminarán con menores volúmenes y precios vinculados a los índices internacionales del gas, no al petróleo. Bolivia también enfrenta presión para reducir los impuestos y los costos de transporte, dijo.

Futura competencia Brasil, cuyo contrato con Bolivia expira en 2019, dijo a principios de este año que quería comprar menos para alentar la producción interna de gas, que se espera que aumente después de las exitosas subastas de exploración y producción de este año.

Argentina también ha atraído a firmas extranjeras, incluida Exxon Mobil Corp, para desarrollar sus reservas en la formación Vaca Muerta.

Los dos están desarrollando yacimientos de aguas profundas o de gas de esquisto en parte para disminuir su dependencia de Bolivia, un proveedor cuyas reservas se han desplomado un 57 por ciento en la última década.

Se espera que la producción de gas de Bolivia, que creció hasta 2014 pero cayó ligeramente a 19.700 millones de metros cúbicos el año pasado, disminuya al menos hasta 2020, según analistas. El número de plataformas de perforación activas bajó a cuatro en octubre en comparación con 10 en el mismo mes de 2013, según datos de Baker Hughes.

“El papel de Bolivia en el Cono Sur está siendo desafiado por tres factores: el gas asociado al subsal en Brasil, el gas de esquisto de Vaca Muerta de Argentina y el GNL”, dijo Mauro Chávez, analista de Wood Mackenzie.

La primera prueba que enfrenta Bolivia es con Brasil. La estatal boliviana YPFB comenzó a renegociar un acuerdo que cubría hasta 30,1 millones de metros cúbicos por día para Petrobras, que recientemente ha usado mucho menos que esa cuota.

Las menores compras han llevado a YPFB a entablar negociaciones con media docena de firmas estatales y privadas de Brasil, en lugar de buscar un acuerdo único con Petrobras.

Cualesquiera que sean los cambios en el acuerdo de suministro con Brasil probablemente surjan también en las conversaciones con Argentina, dijeron funcionarios del Gobierno y analistas. El contrato de hasta 20 millones de metros cúbicos por día vence en 2026, pero la estatal Enarsa ha estado tratando de obtener términos de compra más flexibles, lo que podría adelantar una renegociación.

Bolivia necesita inversión extranjera para revertir la caída de sus reservas, que ahora está afectando su capacidad para renovar los contratos de suministro de largo plazo. La Paz dio a conocer el mes pasado acuerdos con la española Repsol, la brasileña Petrobras, Royal Dutch Shell y Pan American Energy que inyectarían unos 1.600 millones de dólares a la exploración y producción de gas natural.

Los analistas esperan que los bajos costos de producción de Bolivia y los campos de gas productivos continúen ofreciendo ventajas frente al suministro de reservas de gas no convencionales y de GNL de Estados Unidos, Perú y Trinidad y Tobago.

Pero el aumento de la oferta mundial y una mayor competencia del GNL, principalmente de Estados Unidos, sugiere que los términos para las futuras ventas no serán tan favorables.

En la reunión del Foro de Países Exportadores de Gas (GECF) en Santa Cruz del mes pasado, los productores pronosticaron un mercado con exceso de oferta al menos hasta 2025.

“Evidentemente, el costo del GNL es ligeramente mas alto que el costo del gas natural boliviano, pero en estos temas hay que tener muy en cuenta que el gas natural más caro es el que no se tiene”, dijo Bernardo Prado, un consultor que trabaja en La Paz, quien sugirió que algunos compradores podrían optar por un GNL más caro que por suministros inciertos de Bolivia.

Gracias a la revista elEconomista https://goo.gl/1URkMY

 

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