Setiembre 2017 – @alvaroriosroca – El Gasoducto Sur Peruano fue un proyecto iniciado e impulsado para llegar con gas natural al sur peruano y paralelamente dotar de seguridad energética al país.
El Sur de Perú, con justa razón demanda tener acceso al energético del Siglo XXI para masificar su uso y llevarlo a sus industrias, comercios, domicilios, vehículos, generación térmica y procesos de industrialización. Empero, estos mismos ciudadanos son los que más se oponen a anclar mayor demanda y darle rentabilidad económica al proyecto para que sea un proyecto que lo encare el sector privado bajo su propio riesgo. Acá comienza todo.
Este gasoducto requiere y requerirá para bajar la tarifa y hacerlo rentable el ancla en el Sur de Perú de una planta de licuefacción de gas natural (GNL) y además de haber podido llevar energía (gas natural o energía eléctrica) a un sediento norte de Chile. Esta última ventana está básicamente cerrada por la entrada de eficiente energía solar. Lastimosamente, los tomadores de decisión, por no bajar rédito político, optaron por no incluir estas dos demandas y se tuvo que recurrir a las garantías del Estado.
Creemos que con reservas probadas de algo más de 16 Trillones de Pies Cúbicos, mas futura exploración en una zona muy potencial, con infraestructura asegurada se traería nuevas inversiones en exploración y esto no era mayor problema. El proyecto se lo impulso sin demanda adecuada y con las garantías que se conocen. Empero, lo que freno su desarrollo fue lo relacionado al escándalo Odebrecht y que no se pudo obtener el cierre financiero.
Conocemos a la fecha se nombró a Estudios Técnicos SAS como administrador de los activos pero que aún no toman el control por disputas contractuales. Se nombró el Comité Especial de Pro inversión para la nueva licitación, pero aún no llega el nuevo requerimiento de licitación a Pro Inversión. Está pendiente el nombramiento de la empresa que valorizará los activos para el pago a los anteriores concesionarios. Los socios del consorcio han entrado en disputas internas muy complejas y varios asuntos más hacen muy complejo el panorama.
El Gasoducto Sur Peruano tiene un muy largo camino para resolver problemas legales y contractuales entre socios, Estado, contratistas, etc. en todo lo que queda del 2017 y gran parte del 2018. Con suerte se podrá volverlo a licitar hacia finales de 2018 para inicio de construcción el 2019. La puesta en marcha la estimamos para inicios de 2022. Todo dependerá de la voluntad política.
* Actual Socio Director de Gas Energy Latín América
