Sanciones estadounidenses amenazan su propio suministro de crudo

Enero 2022 – Mariana Vargas* – 2022 comenzó y aquí está un rápido statu quo; estamos viendo a China liderando la economía mundial, Europa dando la bienvenida a un nuevo primer ministro alemán, Ómicron nueva variante en todo el mundo, América del Sur girando a la izquierda, comenzando con Perú, ahora Chile y tal vez Colombia este año y el conflicto ucraniano-ruso impactando en la geopolítica mundial. Con este complejo marco internacional, nos concentramos en Estados Unidos y en su situación energética, que para la fecha sigue siendo multifacética.

Cuando se habla de política entre Rusia y Estados Unidos han dejado claro que “ponerse de acuerdo” no entra en la conversación, pero qué se puede decir del comercio. Estados Unidos terminó el año 2021 con Rusia siendo su segundo mayor importador de crudo. En 2018 Rusia representaba el 4% de las importaciones totales de Estados Unidos en el sector, para enero del 2021 esa cifra se duplicó. ¿Qué pasó? Bueno, Venezuela exportaba crudo agrio y pesado a las refinerías estadounidenses, sin embargo, desde 2015 las sanciones golpearon más fuerte de lo esperado y el régimen venezolano no pudo sostener la producción, por lo que Estados Unidos comenzó a comprar el crudo proveniente de Moscú.

La mayoría de los lectores se estarán preguntando, por qué Rusia ocupa la silla vacía que dejó Venezuela y no pide más petróleo a Arabia Saudita y detiene esta creciente dependencia hacia el petróleo ruso. La respuesta es que la mayoría de las refinerías en los Estados Unidos necesitan petróleo agrio y pesado, como se mencionó anteriormente y Arabia Saudita produce principalmente crudo ligero.

MV_Ene 2022La pregunta creciente es por qué Estados Unidos decidió depender de Rusia y no de Venezuela. Claramente, las sanciones podrían haber sido suavizadas y manipuladas en su beneficio. Como estamos viendo ahora, la mayoría de las sanciones a Rusia que Estados Unidos ha impuesto no afectan directamente a la industria petrolera rusa. Incluso estamos viendo como el gobierno de Biden está prácticamente rogando a Moscú que aumente la producción de petróleo para que los precios del crudo se mantengan. Si los precios del petróleo siguen creciendo y las cifras de inflación de EE.UU. siguen aumentando, entonces Biden puede despedirse de una posible reelección.

Tal como lo vemos, las políticas energéticas de Estados Unidos carecen de consistencia. No harían tratos con Venezuela por las violaciones de los derechos humanos y la corrupción, o tal vez porque Venezuela es una amenaza para la región, pero están haciendo negocios con Rusia; que invadió Ucrania, violó los derechos humanos en el proceso de invasión y dentro de la propia Rusia con periodistas, políticos y manifestantes, además de la corrupción.

Tal vez la razón para confiar en el crudo de suministro ruso en lugar del venezolano, es que la comunidad hispana de Florida juega un papel decisivo en las elecciones de Estados Unidos. Hasta ahora comprar crudo venezolano tenía un alto coste político. Ahora la administración de Biden debe decidir si detener el suministro ruso y relajar las sanciones venezolanas para permitir que el crudo de Venezuela alimente las refinerías estadounidenses del Golfo. En ambos escenarios la administración energética estará entre Escila y Caribdis.

En ambos escenarios la administración energética estará entre la espada y la pared.

*Mariana Vargas_Analista Internacional de Venezuela

 

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